El cautivo
En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que le habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podría ser su hijo. Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró la puerta, como sin entenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo.
Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa.
FIN
- Nota de lectura a partir de la idea de las dos historias de “Tesis sobre el cuento” de Piglia
Lo confieso, elegí este cuento para analizar porque me pareció corto, muy corto (es un mini cuento) y a Borges lo he leído bastante en la secundaria, nuestro profesor de literatura lo admira mucho, creo que este relato en particular no lo leí anteriormente pero, ahora sí. Si bien al principio fue una elección medio a ciegas o para cumplir, a la hora de abordarlo y realizar esta nota me resulta bastante interesante ¡Que gran elección!
El narrador, posiblemente el mismo Borges, nos relata una historia que “le refieren” y que a partir de un sentimiento propio nos invita a participar: quiere saber algo que no sabe. Como lector, me desafía pero, yo tampoco sé. Ahora, puedo tener interpretaciones y realizar un buen análisis del mismo. Sin embargo, nos encontramos frente a un gran enigma que el propio narrador reconoce y desea descifrar. Además, no se compromete a la veracidad de los hechos que refiere.
Las oraciones son cortas y sencillas y van directo al punto que quieren expresar. No hay casi descripciones.
A partir de la idea de las dos historias, la historia superficial sería la siguiente: Un chico desapareció después de un ataque, aparentemente fueron los indios. Sus padres estuvieron por años preocupados en hallarlo. Un soldado parece haberlo encontrado, este niño ya hombre vuelve a su hogar al principio perdido quizá “se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró la puerta, como sin entenderla.” Sin embargo, al encontrar su cuchillo en la cocina no vaciló y sus ojos se llenaron de alegría y sus padres felices.
Ahí pudo terminar el cuento. Borges sigue indagando y planteando más escenarios.
En cuanto a la historia profunda, la que creo que es, analizo lo siguiente:
Chico desaparecido. Luego, ya hombre encontrado “trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de su lengua natal”. En el último párrafo se lo refiere como “indio que no puede vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto” ¿estuvo cautivo cuando desapareció o lo fue toda su vida? Se fundió en el vértigo del pasado y del presente. Borges admite la duda del narrador omnisciente: nace el cautivo como parábola mística, moralista y proyectista vital. Aunque sus padres lo encontraron y dejó de estar desaparecido, no era ya hijo perdido pudo morir y renacer en aquel éxtasis que aunque no era nativo bárbaro, las circunstancias lo fueron llevando a encontrarse ya no como perdido, cautivo, ni desaparecido sino como alguien más pero libre y por encontrar su desierto.
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